Algunos podrían cuestionar si la formación teológica es necesaria y valiosa. A veces la gente me dice: “Solo quiero amar a Jesús y compartir el evangelio con los demás. No quiero distraerme con la teología”. Si bien entiendo y aprecio el deseo de amar a Jesús y compartir el evangelio, la realidad es que no podemos estudiar ninguna de esas cosas sin saber de la teología. Si preguntamos: ¿Quién es Jesús ?, la respuesta involucra la teología y la doctrina. Como R.C. Sproul ha dicho: «Cada cristiano es un teólogo. El problema para los cristianos no es si vamos a ser teólogos, sino si vamos a ser buenos o malos teólogos».1 Obviamente, queremos ser buenos teólogos que manejan con precisión la palabra de verdad. Para ser buenos teólogos, necesitamos estudiar buena teología.
Pero más que el deseo de ser buenos teólogos, deberíamos querer estudiar teología porque la teología tiene que ver con la vida. Una pareja joven que decide si debería tener más hijos o un estudiante universitario que decide qué carrera estudiar o con qué persona casarse, todos están luchando con cuestiones teológicas. Como ha dicho el teólogo John Frame en muchas ocasiones: «La teología es la aplicación de las Escrituras a toda la vida». La teología no es un tema abstracto que poco tiene que ver con la vida. Más bien, es la aplicación de la verdad de Dios a diversas situaciones en nuestras vidas.
Finalmente, la formación teológica es importante porque nos ayuda a conocer, adorar y disfrutar de Dios. En el libro de Romanos, Pablo dedica los primeros once capítulos a explicar el gran plan de Dios en la historia de la salvación. Después de reflexionar sobre estas grandes verdades teológicas, Pablo resuena en adoración diciendo:
«¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos!» (Romanos 11:33)
La teología conduce a la doxología. Cuanto más sepamos sobre Dios y sus obras, más podremos volvernos hacia él y regocijarnos. La teología no obstaculiza nuestra adoración, sino que sirve como combustible para nuestra adoración. Te invitamos a unirte a nosotros mientras exploramos juntos las ricas recompensas que nos esperan al estudiar la teología.
1 R.C. Sproul. Knowing Scripture, 22.