El Nuevo Testamento establece claramente que debe haber una pluralidad de pastores, ancianos, obispos en cada iglesia, trabajando juntos. La primera mención de los ancianos que se encuentra en el Nuevo Testamento es en Hechos 11:30, donde Lucas nos dice que la iglesia de Antioquía envió una ofrenda a los ancianos de Jerusalén por manos de Pablo y Bernabé. Ancianos. Más adelante, en Hechos 15, aparecen de nuevo los ancianos en el contexto del Concilio de Jerusalén. Pueden verlo en Hechos 15:2, Hechos 15:4, Hechos 15:6, Hechos 15:22 al 23. Ancianos, ancianos, ancianos. 

En Tito 1:5, Pablo le ordena a Tito que estableciera ancianos en cada ciudad. En Filipenses 1:1 vemos que la iglesia tenía obispos y diáconos. En 1ª Timoteo 5:17 se habla de los ancianos que gobiernan bien. Y luego dice mayormente los que trabajan en predicar y enseñar, así que no solamente tenemos una pluralidad de pastores en esa Iglesia que gobierna, sino también una pluralidad que predica.

Santiago 5:14 Si alguno está enfermo, ¿qué debe hacer? Llame a los ancianos de la iglesia, dice el texto. Ancianos en plural, la iglesia en singular – para que oren por él. En 1ª de Pedro 5:1 ruego a los ancianos. Es obvio, hermanos, en el Nuevo Testamento que los pastores trabajan como un equipo pastoral. Tanto en Hebreos 13:17, como en Hebreos 13:24, se exhorta a los hermanos a obedecer y a sujetarse a los pastores.

Grudem dice lo siguiente: En ningún pasaje leemos que una iglesia, no importa cuán pequeña fuera, tuviera sólo un anciano. El modelo constante del Nuevo Testamento consiste en una pluralidad de ancianos en cada iglesia (Hechos 14:23) y en cada ciudad (Tito 1:5). Y luego añade: En cada iglesia había ancianos que la gobernaban y la cuidaban. Alexander Strauch dice: Al nivel de la iglesia local, el Nuevo Testamento es un claro testimonio de un patrón constante de liderazgo pastoral compartido. Es decir, que el liderazgo de un grupo de ancianos es una sólida práctica bíblica. 

¿Cuáles son las ventajas de tener pluralidad de pastores en vez de un solo pastor? En primer lugar, ayuda a proteger a un pastor del error. Todos nosotros somos vulnerables al orgullo. Todos nosotros tenemos puntos ciegos. Cuando una iglesia tiene un solo pastor, este puede llegar a tener tal autoridad que se sienta superior o más importante que los demás y que no permite fácilmente que alguien le muestre sus debilidades, que alguien le muestre sus pecados o simplemente que está cometiendo un error. 

Nosotros somos 10 pastores ahora mismo. Yo no sé cuántas veces he llegado al consejo de pastores – tenemos reunión los martes – con una idea – modestia aparte – brillante, o sea, una idea que solo a un genio se le pudo haber ocurrido. Y en cinco minutos, mis pastores me hacen ver que es una estupidez. Yo me pregunto qué pasaría de la Iglesia si yo fuera el único pastor. ¿Cuántos errores habría cometido? 

Es bueno tener una pluralidad de pastores. Hay algo que dice Alexander Strauch: La única esperanza para romper con el terrible abuso de autoridad pastoral que afecta a muchas iglesias es que haya verdadera rendición de cuentas entre líderes iguales. Eso es lo que protege una Iglesia de que un pastor se convierta en Diótrefes. 

Segundo: La pluralidad de pastores ayuda a fomentar la madurez y la vida espiritual entre los ancianos. Hierro con hierro se aguza. Necesitamos personas que estén a nuestro lado y que nos ayuden a crecer y que nos pastorean. Nosotros somos ovejas también. 

Tres, la pluralidad de ancianos proporciona equilibrio a la Iglesia. No todos tenemos la misma fortaleza en todo y a veces los pastores tenemos nuestras tendencias, ¿verdad? Tenemos nuestras fortalezas y decimos que queremos que la Iglesia vaya por aquí. Pero hay otros pastores que tienen sabiduría en otras áreas:  “Pero fíjate si tú te vas por aquí. Esto va a afectar aquí” – eso va dando equilibrio a la Iglesia.

Una pluralidad de ancianos permite a cada anciano centrarse en su vocación y dones específicos, en lugar de gastar enormes cantidades de tiempo y energía en áreas de ministerio en la que no está especialmente dotado. Qué bueno es que uno pueda tener un consejo de pastores y uno diga, “Mira, tu don más fuerte es el de la predicación.” Todos los pastores deben ser apto para enseñar, pero no todos tienen la misma capacidad. Lo vimos en los dones. Entonces, si tú tienes un don más excelente para predicar, predica. Pero el que tiene un don más excelente para aconsejar, que se dedique a la consejería. Entonces, cada cual, en una pluralidad de pastores, puede dedicarse a lo que es más fuerte en su don que Dios le dio. 

Cuatro: Otro beneficio de tener pluralidad de ancianos es que la carga del ministerio se reparte entre varios. El cuidado de la Iglesia a menudo es demasiado para que un solo hombre lo pueda manejar y eso puede llevar a los pastores y de hecho lleva muchos pastores a la frustración y al agotamiento. En Estados Unidos, más de 50 mil pastores renuncian al Ministerio cada año. En la gran mayoría no es por pecado moral. Es por depresión, pastores que se queman en el ministerio. Una de las ventajas que tiene la carga repartida es que nos ayudamos mutuamente. 

Quinto, en una pluralidad de pastores la crítica se reparte entre varios. Puede ayudarnos a sopesar las críticas con objetividad, porque a veces un pastor llega a decir: “hay hermanos de la iglesia que están diciendo tal o cual cosa – qué barbaridad!” Y otro pastor te dice, “Mira, tal vez la manera como ellos expresaron esa queja fue pecaminosa. Pero ¿sabes qué? En el fondo hay algo de verdad en la queja. Entonces vamos a oír la queja. Vamos a tratar con la parte pecaminosa de la queja, pero también vamos a corregir lo que está mal.” Entonces hay un pastor al lado tuyo que te dice, “espérate, espérate, vamos a evaluar la queja.”

Sexto: Otra ventaja es que representa mejor la naturaleza del ministerio y de la Iglesia. Benjamin Merkle dice: Cuando un solo pastor dirige la iglesia, este hecho transmite la idea de que solamente unos pocos pueden servir a Dios con tal capacidad, y el abismo entre clérigos y laicos se ensancha. O sea, él es el Ungido de Jehová, y está allá, y nadie llega ahí. Pero cuando la Iglesia ve una pluralidad de hombres, ese abismo se reduce.

De todo lo anterior se deduce que en el equipo pastoral no sólo debe haber pluralidad, sino también paridad. Lo que queremos decir con esto es que en el equipo pastoral cada uno de los pastores, ancianos, obispos, el-título-que-tú-quieras-usar comparten una misma posición, una misma autoridad y una misma responsabilidad en el oficio, como bien señala Alexander Strauch. Porque tan pronto uno de los pastores se eleva por encima de los demás, ya hemos creado otro oficio que no aparece en el Nuevo Testamento.

Estamos de acuerdo en que en la Iglesia sólo debe haber pastores y diáconos. Tan pronto hay un pastor que es más pastor que el resto de los pastores, entonces ¿cómo le llamamos a este? ¿Pastor-ísimo? Ya hemos inventado un oficio que de verdad no aparece en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento sólo reconoce dos oficios, pastores y diáconos. 

En República Dominicana y en muchos países de América Latina que yo he viajado, muchos pastores no quieren a nadie al lado. Ellos quieren estar solos en la iglesia. No es que no haya más pastores o hombres que puedan fungir como pastores, es que ellos no quieren otro pastor. Y si los hay, entonces estos pastores no quieren que tengan la misma autoridad. Para evitar malos entendidos, déjenme enumerar brevemente algunas implicaciones prácticas de la paridad en el equipo pastoral, así como también algunas implicaciones de la diversidad dentro de la paridad. Aquí estoy siguiendo muy de cerca a un pastor y teólogo llamado Greg Nichols, que escribió un libro que se llama En Defensa de la Paridad.

Primero, la paridad implica que todos los ancianos o pastores deben participar en el cuidado del rebaño. Dice Hechos 20:28 Mirad por vosotros mismos y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor. Por ejemplo, una de las cosas que nosotros hacemos cada martes en el consejo de pastores es, tenemos una lista de miembros en la iglesia. Vamos por 15 a 20 nombres y los vamos enumerando – fulano, fulano, fulano o fulana – y algún pastor tiene que dar cuentas. “Mira, yo me reuní con ellos recientemente y fue así.” Si ninguno de los diez pastores puede decir como está ese hermano o esa hermana, entonces decimos, “Fulano, tú lo puedes llamar a la semana para ver cómo está, qué está pasando.” Es una forma de poder estar al tanto de lo que pasa con el rebaño. Pero todos los pastores tienen la autoridad en eso y la responsabilidad. 

Dos: La paridad implica que todos los ancianos deben ser incluidos en el establecimiento de las políticas de la iglesia. Nosotros tenemos reglamentos y todos los ancianos deben ser parte de esto, porque tenemos la misma autoridad. Cuando se va a tomar una decisión, a la hora de votar, el voto del pastor más viejo en el Consejo de Pastores vale exactamente igual que el voto del pastor más joven.

Tres: La paridad implica que todos los ancianos deben recibir cuidado pastoral de los otros ancianos como un cuerpo. En otras palabras, somos pastores y somos ovejas.

Y ningún pastor puede molestarse si otro pastor le dice quiero hablar contigo. 

Hace como unos meses atrás, yo estaba ahí sentado en mi oficina, en mi computadora y llegaron dos de los pastores más viejos del cuerpo pastoral con quienes yo he trabajado por muchos años. Yo tengo 30 años trabajando junto a Eduardo Saladin y 27 trabajando junto con Lester Flaquer. Somos un cuerpo de pastores que tenemos muchos años conociéndonos. Ellos tocaron a mi puerta y me dijeron, “Déjalo que estás haciendo. Tenemos que hablar contigo.” Yo sabía que no era nada bueno. Me tuve que sentar ahí y ellos me amonestaron. Me dijeron, “Sugel, últimamente en las reuniones de pastores, algunas veces te estás volviendo insoportable. Tú estás tratando de hacer tu punto y lo estás haciendo con demasiada fortaleza. Casi no estás dejando a los demás hablar. Nosotros te vamos a pedir que tengas cuidado con eso. Esto es serio, de verdad es malo.” 

Para mí no fue cómodo. Pero yo tuve que decirle gracias, mis hermanos, por cuidar de mi alma. Después ellos fueron a mi oficina de nuevo y me dijeron gracias por haber escuchado la amonestación y por haber escuchado nuestra llamada de atención. De verdad, los pastores tienen que quitarse de la cabeza la idea de que no son ovejas. Todos tenemos que pastorearnos, porque todos lo necesitamos.

La iglesia requiere de liderazgo, y el modelo Bíblico marca claramente la necesidad de una pluralidad de ancianos. También por lógica entendemos que estos pastores tienen que ser todos iguales y mantener la paridad entre sí. Por el bien de la Iglesia, debemos implementar estas prácticas en nuestras congregaciones para el cuidado de las ovejas, y para el cuidado de los mismos pastores.

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